Desde
2018, cuando la amenaza de una ley de aborto en la Argentina se hizo brutal, desenfadada, abierta, en nuestro país pasaron muchas cosas.
Tanto quienes estaban trabajando por salvar vidas en tareas concretas, con buenas estrategias y casi siempre en silencio, como aquellos que se despertaron ante el surgimiento público de enemigos organizados (y muy bien financiados) en la política y el empresariado nacional, se vieron ante
la oportunidad de actuar, en realidad, de reaccionar.
Lo que sucedió fue que millones de argentinos decidieron tomar partido, unirse, pensar, rezar, capacitarse para hacerle frente a un monstruo de muchas cabezas, que no sólo busca desde hace muchas décadas matar niños, sino que
se empecina en destruir a la familia, la decencia, a los ancianos, los discapacitados, los indefensos, los segregados, en definitiva todo aquello que constituye los desvelos de una comunidad verdadera, inclusiva y digna. Lo que está en el origen de la humanidad es
cuidar al indefenso, y como el enemigo odia a la naturaleza (porque desprecia a quien la creó), su obsesión es
atacar lo natural.
Hacé click en este enlace:
https://bit.ly/YO-DONO-PARA-LA-MARCHA para colaborar con la realización de la próxima marcha
La esforzada labor de muchas personas individuales y como parte de organizaciones de trayectoria y de surgimiento reciente, presionó lo suficiente para que en
2018 el aborto legal no fuera ley, aunque el Estado venía implementando perversos protocolos desde
2012 sin que ello provocara mayores reacciones sociales.
A pesar de las trampas y mentiras del gobierno nacional, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, ese proyecto de limitar el derecho a la vida no prosperó,
pero nada cambió realmente ya que la guerra continuaría ante un enemigo que sigue vivo, decidido y empecinado con sus planes.
Pero lo que sí cambió respecto de lo que sucedía en el pasado es que ya muchos argentinos habían comprendido que se puede (y se debe)
dar batalla, que se puede perder y se puede ganar, pero que cada minuto, de cada día, es preciso crecer en la
cultura de la vida, algo que no tiene días ni horarios especiales, que no importa si es en una charla con amigos, en la familia, en el trabajo, siempre habrá una oportunidad para
decir la verdad, mostrar lo que otros ocultan, despertar voluntades, sumar compromisos, aprender a defender lo que quieren destrozar desde organismos públicos y privados, desde la televisión y la radio, desde la educación.
Eso sí, el
25 de Marzo, la fecha que reúne a millones de personas en la Marcha por la Vida, seguiremos saliendo a las calles para mostrar la Argentina real, esa que se enlaza con las cientos de marchas que se realizan en el mundo para defender lo que hay que defender,
todos los días.