Cuando ya el nuevo ser humano tiene 6 días (
desde que el óvulo fue fecundado) tiene la forma de un conjunto de células con un hueco en medio y lleva el nombre de
blastocisto.
Se adhiere al revestimiento interno del útero, por lo general cerca de la parte superior. Este proceso es conocido como
implantación y se completa alrededor del día 9 o 10.
La pared del blastocito tiene el grosor de una célula, excepto en una zona, en la que equivale al de 3 o 4 células. En esta zona engrosada, las células internas se convierten en el embrión, mientras que las externas penetran en la pared del útero y se transforman en la
placenta.
La placenta produce varias hormonas necesarias para mantener el embarazo. Por ejemplo, produce la
gonadotropina coriónica humana, la que evita que los ovarios liberen más óvulos y los estimula para segregar estrógenos y progesterona de forma continua.
La placenta también
transporta oxígeno y nutrientes de la madre al feto, y materiales de desecho del feto a la madre.
Algunas células de la placenta se van a convertir en la capa externa de las membranas (
corion) alrededor del blastocisto en desarrollo.
Otras células se desarrollan en una capa interna de las membranas (
amnios), que forma el saco amniótico. Cuando se forma el saco (alrededor del día 10 o 12), se llena de un líquido claro (
líquido amniótico) y se expande para envolver al embrión en desarrollo que flota en su interior.
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